sábado, 26 de julio de 2014

'The causal angel', de Hannu Rajaniemi

The causal angel. Hannu Rajaniemi. 2014

Vives en una isla llamada causalidad, dice la voz. Un lugar pequeño, donde el efecto sigue a la causa como un tren sobre vías. Caminando hacia adelante, 
paso a paso, tras las pisadas de un Dios en una playa. 
¿Por qué hacer eso cuando puedes dirigirte directo 
hacia las olas y chapotear en el agua?

The causal angel es una novela de ciencia ficción del autor finladés Hannu Rajaniemi. Esta obra cierra la trilogía de Jean Le Flambeur, y le preceden El ladrón cuántico editada por Alamut y The fractal prince la cual no ha sido traducida.

Este libro continua las aventuras del ladrón cuántico, Jean Le Flambeur, quien al final de la novela anterior es atacado por la entidad digital All-defector, el villano de la obra, una inteligencia artificial que corre varias simulaciones de las personas a las que se enfrenta y puede predecir sus cursos de acción e incluso influenciarlos sin que se den cuenta.

Perhonen, la nave inteligente de Mieli, la guerrera cyborg de la nube de Oort y aliada de Le Flamebeur es destruida cuando intentan escapar de sus perseguidores, mientras que LeFlambeur y la copia infantil de Matjek Cheng, uno de los dirigentes de la guberniya, las familias más poderosas del sistema solar, se encuentran encerrados en un vir (una realidad virtual) de una playa terrestre.  

Mieli es transferida digitalmente lejos del peligro y recogida por el Zoku, la comunidad humana para quien todo es un juego, no estoy bromeando, los ciudadanos del zoku tienen niveles y mientras más alto sea su nivel mayor influencia tienen en la decisiones de su comunidad.

El gran juego zoku y el Sobornost, las dos principales sociedades en este futuro post-humano se enfrascan en una batalla a gran escala para controlar el futuro de la humanidad, y para lograrlo buscan usar la joya Kaminari, un dispositivo cuántico de gran poder, que se cree puede romper las reglas de la causalidad y otorgar un deseo a la persona que pueda activarla.

Mientras que Jean LeFlambeur, el ladrón cuántico, busca recuperar el LeBlanc su nave insignia, destruir los planes de las dos facciones, recuperar a Mieli, vencer a la entidad digital All-defector, recuperar las partes de su personalidad que están perdidas, robar la joya Kaminari y recuperar el amor perdido de Josephine Pellegrine, la dirigente del Sobornost, casi nada.



Disfrute mucho de la novela, un futuro post-humano lleno de reveses en la trama, momentos emocionantes y personajes simpáticos. Primeros las cosas positivas de la obra: El autor no trata a los lectores como unos idiotas a los que hay que tomar de la mano, la trama no es fácil de predecir, tiene momentos interesantes, y se nota el background del autor, con su doctorado de física bajo el brazo. 

A diferencia de las novelas de space opera actuales, su longitud es breve (300 paginas) no le añade paja extra ni subtramas con calzador. Esto es de notar cuando la extensión de la última space opera que leí (El vacío de los sueños) fueron 700 paginas.

Vuelvo a quejarme de la falta de un glosario que explique las diferentes facciones y los silogismos, los cuales son más sencillos de entender por haber leído las novelas anteriores, aun así es un verdadero reto comprender las novelas aun si eres un lector curtido en la ciencia ficción.

Le veo mucho potencial a Rajaniemi, debo admitir que la trama me dejo un poco frío, excepto por la parte final, que encontré muy emotiva. Por otra parte, doy mi aprobación a cualquier space opera donde cuatro de los ocho planetas del sistema solar sean destruidos.

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