Horror. The Dood, Mead Gallery of horror. Varios autores. 1983
Horror es una antología de veinte relatos cortos publicada a principios de los ochentas, los relatos fueron seleccionados por el editor y autor Charles L. Grant. Grant se especializaba en elegir relatos que se acomodaran en una categoría que el denominaba fantasía siniestra, sea lo que signifique eso.
Esta colección de libros de horror fue publicada en castellano por la editorial Martínez Roca, en total fueron 7 tomos, y la selección de estos relatos fue hecha por diversos editores tales como el propio Charles L. Grant, Ramsey Campbell, T.E.D. Klein, Terry Carr y otros.
En el relato que abre la antología, Algo repelente, de William F. Nolan, un niña le da una cucharada de su propia medicina a un tío abusador. Bastante predecible.
En El patio trasero de Canavan de Jospeh Payne Brennan, un hombre se hace amigo del dueño de una tienda de libros usados, y se preocupa al darse cuenta que su amigo se obsesiona con su patio.
En El gusano conquistador, de Stephen R. Donaldson, es un relato costumbrista de una pareja norteamericana con problemas matrimoniales, los destellos de humor negro no fueron suficientes para atraerme.
En ¡Muerte al conejito de Pascua!, de Alan Ryan, cuatro jóvenes conocen a un anciano que los invita a realizar lo que dicta el titulo del relato, decir que es predecible sería un pleonasmo.
En El cuarto de goma, de Robert Bloch, un enfermo mental narra porque esta en el manicomio. No es espectacular, pero el shock del final es bastante impactante.
En Petey, de T.E.D. Klein, una pareja invita a varios amigos a que conozcan su nueva casa, la cual era usada para realizar experimentos científicos por su anterior dueño, quien se encuentra en el manicomio. Increíblemente tedioso, casi me obligo a dejar de leer la antología por si mismo.
En Destemple de Bernard Taylor, una mujer sospecha que su esposo tiene un amorío con una amiga de ella, y se guarda un as bajo la manga.
En Entre los muertos, de Gardner Dozois y Jack Dann, un hombre sospecha que un compañero suyo del campo de concentración donde esta recluido es un vampiro. Disfrutable a pesar de ser predecible.
En La maquina de escribir, de David Morrell, un inepto escritor encuentra una maquina de escribir que elabora cuentos por si sola, solo ocupa que alguien accione las teclas al azar, esto lo convierte en un escritor rico y famoso, los problemas empiezan cuando un día la maquina de escribir deja de funcionar. El relato más cómico y entretenido.
En Nana, de Stephen King, un joven sin futuro conoce a una enigmática chica en una cafetería de carretera, y juntos inician una serie de actos vandálicos que termina en tragedia.
Los demás relatos no los menciono porque me entusiasmaron menos aún, encontré la mayoría de estos relatos muy predecibles y poca originalidad en su elaboración. Desafortunadamente no tuve ninguna conexión emocional con ninguno de los cuentos, en el último relato lo único que deseaba era terminar para proseguir con mi lectura de La estrella de Pandora, de Peter F. Hamilton, en fin hay más libros que vida.
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