El circo del doctor Lao es uno de los pilares de la literatura fantástica mundial. Sin embargo, no se encuentra en la misma liga que los gigantes del genero, como el señor de los anillos o las crónicas de Narnia.
En un día tan ordinario como cualquier otro, la calma se ve rota en el ficticio poblado de Abalone, Arizona debido a la llegada de un extraño circo.
Lo interesante de este circo es que esta poblado por seres fantásticos verdaderos, pero las maravillas del circo son ignoradas olímpicamente por los apáticos e ignorantes pobladores.
Como si su mermada imaginación rechazara de antemano cualquier posibilidad, un sanchopanzismo implícito en la mente, cuando el Quijote observa molinos de viento se imagina gigantes, si Sancho Panza observara hombre lobos de verdad, para el solo serian hombres con un traje.
La mejor forma de leer la novela es como una alegoría, menos ingeniosa que los viajes de Guliver de Swift, pero mucho mas cáustica, en su descripción del ciudadano promedio estadounidense se observa un escondido pero latente desprecio, como si se pudieran establecer paralelos entre las vidas de las personas que acuden y el propio circo, un paralelismo roto solamente por la rutina y el tedio que conforma sus vidas.
Es interesante, y cómico en el sentido mas oscuro del termino, observar las apagadas reacciones de los palurdos asistentes ante las maravillas presentadas por el anciano chino: una medusa, una anciana sirena, el místico griego Apolonio de Tiana, un travieso sátiro, un monstruo marino, un hombre lobo y mucho mas.
El libro es extremadamente corto, solo medio centenar de paginas de extensión, por lo que no comentare nada relativo a la trama, para no echarla a perder.
Un clásico de la literatura fantástica, extremadamente corto, un bocadillo de un par de horas de lectura. Con un estilo narrativo un poco pasado de moda, pero aun así vale la pena leerlo. Tiene una virtud que han perdido las novelas de la actualidad. Es directo y al punto. No tiene paja, subtramas o patrañas metidas con calzador.
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