miércoles, 22 de septiembre de 2010

'Pequeño, grande', de John Crowley

Pequeño, grande. Little, big. John Crowley. 1981




A finales del siglo XIX, el excéntrico arquitecto John Bebeagua construye una enorme casa a las afueras de Nueva York, en el imaginario poblado de Bosquedelinde. Esta enorme casona es una representación física del Arte de la memoria renacentista.

John Bebeagua desposa a una hermosa joven llamada Violet Zarzales, quien desde pequeña poseía la habilidad de hablar con los animales y tener contacto con las hadas.

Después, como un árbol genealógico bíblico, las ramas familiares se contraen, expanden y unen, hasta llegar a  Llana Alice Bebeagua y su hermana SophieAlice conoce por mediación de su primo, George Ratón, a Fumo Barnable, el hombre que ella cree estar predestinada a casarse. 

Después de un extraño y corto noviazgo, Alice le pide a Fumo que si desea contraer matrimonio con ella deberá llevar a cabo unos singulares rituales, como el de solamente llevar ropa que no sea nueva, o llegar a Bosquedelinde mediante sus propios medios, sin ayuda de ningún tipo. 

En el primer tercio de la novela, la historia se centra principalmente en narrar la vida de los antepasados de Alice y Sophie, después la narrativa se concentra en ellas, y en la recta final se centra en las aventuras de Auberon Barnable, el hijo de Alice y Fumo.

Algunos innombrables poderes regresan a la vida al emperador germánico Federico Barbarroja, con el fin de destruir los débiles lazos que unían a la humanidad con el mundo mágico.

Siendo la casa de la familia Bebeagua la ultima entrada al mundo de la magia, es menester de la familia encontrar la forma de salvaguardar este lazo.

John Crowley es un escritor superdotado, es "Le enfant terrible" de la literatura norteamericana. Crowley combina un vocabulario extenso y preciso, un dominio perfecto en el flujo de los diálogos, y un control demoníaco en el ritmo de la narrativa.

Y sin embargo, la trama en las obras de John Crowley simplemente sucede, no se siente nunca forzada o encausada, sino que como el agua, sencillamente, se abre paso.

No es fácil describir los sentimientos que provoca Pequeño, grande, como ocurre en un accidente automovilístico, el sentido de la dirección desaparece. Y el lector contempla lo que acaba de leer aturdido y maravillado.    

Para algunas personas sera sencillo aburrirse con el ritmo lánguido y controlado del libro, en este mundo dominado por el Internet y las videoconsolas. Pero el lector no debe malentender esa virtud de narrar una historia con el ritmo perfecto al que debe ser contada, sin apresuramientos, rodeos o subtramas metidas con calzador.

En 1982, Pequeño, Grande ganó el Premio Mundial de Fantasía, y lo habría ganado si hubiera sido escrita el  año siguiente, o el siguiente. Así de especial y diferente es.

En resumen: Pequeño, Grande es una obra de Fantasía poco conocida, pero su calidad la sitúa entre las mejores de todos los tiempos. Una novela tan amplia o compacta como el lector alcance a distinguirla. Escrita con una destreza, erudición y belleza indescriptibles. Recomendada al lector más paciente.

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