La estación de la calle Perdido. Perdido Street Station. China Mieville. 2000. Factoría de ideas.
La estación de la calle perdido es la segunda novela del escritor británico China Mieville. Su primer novela se llama King Rat, aun sin traducir al español.
Si eres fanático de la fantasía llena de hermosas elfas, gallardos caballeros, rudos pero hospitalarios enanos y magia hasta para aventar para arriba, este libro no es para ti.
Isaac Dan der Grimnebulin es un excéntrico científico, que vive en la fastuosa y peligrosa ciudad de Nueva Crobuzon. Con su novia Kephri Lin (los Kephri son seres humanos de los pies al cuello, pero con cabeza de insecto).
Lin es una artista, un jefe de la mafia le pide crear una extravagante escultura, mientras tanto a Isaac se le ofrece un reto único. Un garuda llamado Yagharek, (los garuda son seres de la mitología japonesa, los cuales son seres humanos con alas y cabeza de pájaro) le pide una cura para restablecer sus alas, que fueron cortadas por su clan como castigo por un crimen, el cual Yagharek clama ser tan atroz, que no tiene equivalente humano.
Isaac se interesa en este reto, y con la finalidad de estudiar las diferentes anatomías y técnicas de vuelo, consigue diferentes bestias voladoras. Mediante medios ilícitos consigue un extraño grupo de larvas multicolores, por accidente descubre que estos bichos se alimentan solamente de una droga alucinógena.
La estación de la calle perdido es un libro de fantasía victoriana con toques de SteamPunk, es decir, el lenguaje del libro es barroco con influencias victorianas, la tecnología en su mayor parte es operada mediante vapor, pero también existen láseres y tecnologías fuera de lo ordinario.
El libro esta lleno de pequeños detalles que le añaden una consistencia interna que lo hacen muy diferente, la novia del personaje principal tiene cabeza de escarabajo, Mr. Motley, un mafioso, empezó su vida como un ser humano normal, pero después de tantas modificaciones, es una amorfo collage de partes corporales, La tejedora es un ser multidimensional con la forma de un araña gigantesca, habla solo en un torrente interminable de poesía de asociación libre, y a la cual, hasta los demonios temen. Existen unos hombres-cactus que parecen salidos de un vídeo juego, etc.
En resumen, La estación de la calle perdido es una buena selección para los lectores que se atreven a leer fantasía diferente, barroca, estilizada y espectacular, que no duda en convertirse a veces en relato victoriano y otras veces en oscura novela de terror. Recomendada para el lector de fantasía aventurero.
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